Radio Salvacion Boston

January 18, 2022 0 Comments

El reino de los cielos está cerca, ¿cómo podemos lograr el verdadero arrepentimiento?

En los últimos años, los desastres mundiales se han vuelto cada vez más graves: terremotos, plagas, incendios e inundaciones, etc., ocurren con frecuencia. Muchas personas se han dado cuenta de que esto es una advertencia del regreso del Señor, el día del Señor está ante nuestros ojos. El Señor Jesús dijo: “[…] Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Se puede ver que solo aquellos que verdaderamente se arrepienten pueden ser protegidos por Dios y evitar ser destruidos en el desastre. Entonces, ¿qué es el verdadero arrepentimiento? ¿Cómo podemos lograr el verdadero arrepentimiento? Investigaremos este tema juntos. ¿Qué es el verdadero arrepentimiento? El arrepentimiento de los ninivitas Cuando se trata del verdadero arrepentimiento, tenemos que mencionar cómo los ninivitas realmente se arrepintieron ante Dios. Cuando los ninivitas escucharon las palabras de Dios a través de Jonás “[…] Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada” (Jonás 3:4), creían y obedecían las palabras de Dios y estaban dispuestos a arrepentirse. El rey de Nínive también realizó una serie de acciones de arrepentimiento: dejó a un lado su condición de rey, se quitó su túnica real y se sentó en las cenizas, y también ordenó a las personas y los animales que ayunaran, independientemente de si eran adultos o niños debían confesar sus pecados y arrepentirse ante Dios vestidos de cilicio. La gente de Nínive mostró el verdadero remordimiento en sus corazones, decididos a “[…] vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos” (Jonás 3:8). Dios examinó lo más íntimo del corazón de las personas y finalmente decidió no destruirles. El arrepentimiento del rey David La experiencia del arrepentimiento del rey David también está registrada en la Biblia. Cuando Jehová envió a Natán el profeta a David para hacerle saber sus pecados de tomar a Betsabé por su cuenta y de haber matado a Urías, se sintió realmente arrepentido y se aborreció a sí mismo, ayunando y orando diariamente ante Dios, arrepintiéndose y confesando sus pecados, pidiendo la misericordia de Dios. Él oraba a Dios, diciendo: “Vuelve, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia. […] Todas las noches inundo mi lecho, Riego mi estrado con mis lágrimas” (Salmos 6:4-6). En su vejez, sus sirvientes le ofrecieron una increíblemente hermosa joven para calentar su cama, pero David nunca la tocó. Esto muestra que David poseía un corazón temeroso de Dios, no solo sintió verdadero arrepentimiento y aborrecimiento por sus pecados, sino que también tenía la acción y el cambio del verdadero arrepentimiento. No es difícil ver que el verdadero arrepentimiento no es tan simple como confesar nuestros pecados y actos malvados a Dios, sino que depende lo que hagamos y de si tenemos un verdadero cambio. Especialmente, para lograr el verdadero arrepentimiento, necesitamos saber cuál es la actitud de Dios hacia los pecados del hombre, y debemos ser conscientes de la esencia y el daño de nuestros pecados. Solo de esta manera puede surgir en nosotros una verdadera reverencia y temor por Dios, y luego desarrollaremos un verdadero arrepentimiento y aborrecimiento desde el fondo de nuestros corazones por nuestros pecados, ya no caminaremos por el mismo camino de siempre, y comenzaremos a cambiar y a convertirnos en personas nuevas. Este es el verdadero arrepentimiento. Reflexionar sobre si tenemos el verdadero arrepentimiento Mirando a nosotros mismos, ¿hemos logrado el verdadero arrepentimiento? Algunas personas quizá dirán: “Antes de creer en el Señor, nos peleábamos y discutíamos con otros cuando nos ocurrían cosas, pero ahora somos humildes y tolerantes con los demás. En el pasado, éramos egoístas y solo considerábamos nuestros propios intereses, pero ahora tenemos un poco más de amor por los demás, podemos ayudar a los débiles, etc., ¿estas acciones no son ejemplos de nuestro verdadero arrepentimiento?” Sin embargo, ¿ alguna vez nos hemos preguntado cuánto tiempo durará tal “arrepentimiento”? De hecho, podemos darnos cuenta de que en nuestra vida, cuando nuestros beneficios personales no están en juego, podemos ser tolerantes y pacientes con las personas y no discutir con los demás. Sin embargo, cuando otras personas comienzan a quebrantar nuestros intereses o herir nuestro orgullo, llegamos a odiarlos, o incluso a vengarnos de ellos. Aunque somos humildes en apariencia, cuando otros no están de acuerdo con nosotros, aunque no discutamos con ellos, aún conservamos nuestras propias ideas en nuestros corazones y hacemos lo que queremos. Además, mentir, engañar a otros, perder los estribos, revelar nuestra carne y envidiar a los demás, etc., todavía existe en nosotros. Aunque a menudo rezamos y confesamos nuestros pecados, esto es solo una admisión verbal, y no es aborrecimiento o desdén por nuestros pecados que sentimos desde el fondo de nuestros corazones. Entonces, cometeremos los mismos errores en algunas situaciones, viviendo en un círculo vicioso de pecar durante el día y confesar por la noche y sin tener un verdadero cambio. El Señor Jesús dijo: “Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno. Pues cada árbol por su fruto se conoce. […]” (Lucas 6:43-44). Y también dice Mateo 3:8: “Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento”. Si comparamos con nuestra expresión real, podemos ver que lo que producimos es el fruto del pecado, no hemos logrado el cambio y el testimonio de arrepentimiento, lo que demuestra que todavía vivimos en pecado y no hemos alcanzado el verdadero arrepentimiento.
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